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Vivienda Colectiva - Casas en el aire

La vivienda colectiva, en una nueva etapa evolutiva, busca nuevos tipos edilicios adaptados a la expectativa de un mercado en cambio.

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La producciĆ³n de vivienda en propiedad horizontal tiene caracterĆ­sticas propias. QuizĆ” ningĆŗn otro programa de arquitectura se encuentre tan determinado por el sitio, las regulaciones de edificaciĆ³n, la ecuaciĆ³n econĆ³mica del proyecto, y las caracterĆ­sticas que el mercado demanda para los departamentos.
Es un tema circunstanciado por la escasez: de espacio, de dinero, de libertad programĆ”tica. En esta situaciĆ³n el margen de maniobra del arquitecto queda limitado a una razonabilidad extrema, en la que no caben exhibicionismos ni gestos ampulosos, y sĆ³lo en contadas ocasiones "partidos" novedosos.
QuizĆ” tambiĆ©n por eso, los edificios de vivienda colectiva pocas veces son los preferidos de la crĆ³nica, aĆŗn cuando todos sabemos que cuantitativamente son tanto o mĆ”s importantes que las viviendas individuales o los edificios pĆŗblicos, temas siempre mĆ”s proclives a permitir al proyectista la originalidad, cuando no el alegato o el manifiesto visual. QuiĆ©n no querrĆ­a hacer un museo o una biblioteca !... y porquĆ© no una asamblea?
En cambio el tenso equilibrio que demanda el edificio de propiedad horizontal (y me refiero en especial a aquĆ©l producido en las condiciones del mercado) obliga al arquitecto a soluciones tipolĆ³gicas y a una fachada que en general es irremediablemente plana. Son proyectos donde los partidos posibles estĆ”n naturalmente limitados por estas circunstancias a un nĆŗmero finito que el proyectista experimentado ya conoce de antemano.

Sin embargo hay perĆ­odos en la historia, en los que diversos cambios en las condiciones de producciĆ³n de la vivienda plantean a la comunidad de arquitectos el desafĆ­o proyectual de encontrar nuevas soluciones a los tipos edilicios conocidos.
Uno de esos perĆ­odos habĆ­a sido el que iba de 1910 a 1945. Se intentaba entonces encontrar una disposiciĆ³n satisfactoria para el edificio de varios pisos, donde la iluminaciĆ³n provista por los patios de una casa "chorizo" multiplicada en altura (el primer tipo de edificio de renta), eran ya incapaces de servir adecuadamente a los pisos inferiores. Virasoro, Vilar, Sanchez Lagos y de la Torre; Acevedo, BecĆŗ y Moreno; son algunos de los actores de ese rico perĆ­odo de la producciĆ³n local, en que proliferaban los edificios experimentales, soluciones novedosas que se pulĆ­an progresivamente a lo largo de una bĆŗsqueda tipolĆ³gica colectiva.
En 1945 esa bĆŗsqueda se detuvo para Buenos Aires, porque desde las reglamentaciones se decretĆ³ que un Ćŗnico modelo de edificio promovido por el municipio serĆ­a la soluciĆ³n universal (el edificio entre medianeras) para cualquiera de los lotes de la ciudad, modelo que estuvo vigente hasta 1977, donde fue reemplazado por formulaciones tambiĆ©n de un carĆ”cter postulativo.
Las sucesivas modificaciones que a partir del aƱo 81 intentan corregir las graves equivocaciones tĆ©cnicas y conceptuales del CĆ³digo de 1977, culminan produciendo una nueva situaciĆ³n (dejando el tema de las excepciones escandalosas aparte) que estĆ” mostrando que se ha iniciado un nuevo perĆ­odo de bĆŗsqueda o reinvenciĆ³n tipolĆ³gica.
Es que por primera vez en muchos aƱos la mĆ”xima explotaciĆ³n del terreno no supone un Ćŗnico volumen construido. O sea que son posibles diversas soluciones o "partidos", para un mismo aprovechamiento econĆ³mico del lote. Entran a jugar entonces los factores de calidad de las unidades y su adecuaciĆ³n a las expectativas de la gente.

En general se ha hecho posible la utilizaciĆ³n de alturas dobles, porque la superficie edificable (o FOT) considerada con alturas convencionales, no llega a agotar el mĆ”ximo volumen construible. A esto se ha unido un interĆ©s creciente del pĆŗblico por las espacialidades interiores generosas, alimentado por una difusiĆ³n cada vez mayor del diseƱo de interiores y una visiĆ³n del loft neoyorkino mucho mĆ”s romĆ”ntica (tanto menos pragmĆ”tica cuanto mĆ”s cara) que la de origen.Esta nota pretende hechar un vistazo, aunque mĆ”s no sea parcial, sobre esta experimentaciĆ³n y los caminos que va abriendo. Dejamos para otra oportunidad las conclusiones a las que el proceso ya esta arribando, como la concurrencia de muchas proyectos hacia la definiciĆ³n de nuevos tipos edilicios de vivienda mĆ­nima.Este es en todo caso, mĆ”s bien un vistazo sobre la variaciĆ³n, sobre lo atĆ­pico y lo nuevo.

Las esquinas primero.

La esquina fue en el anterior perĆ­odo de innovaciĆ³n tipolĆ³gica y lo es ahora, el lote mĆ”s codiciado que se ocupa en primer lugar. Son varias las ventajas de la esquina, tanto expresivas en cuanto la fachada plana se vuelve volumĆ©trica al articularse en dos caras, cuanto distributivas, ya que un sencillo partido en "L" permite que todos los ambientes principales den sobre las calles. Esto Ćŗltimo resalta en el inusual lote del edificio Nazaret III, con un desarrollo extraordinario del frente.
Las esquinas facilitan el desarrollo de una fuerte presencia urbana, que se acentĆŗa en la medida que se exalta la expresividad volumĆ©trica del edificio. Eso es lo que sucede en los dos edificios cordobeses, acentuado por la descomposiciĆ³n del edificio en varios volumenes. En el Nazaret III la identidad de estos volumenes es resaltada con sutiles diferencias en la terminaciĆ³n del ladrillo visto, en el edificio Laguingue por materiales contrastantes como el acero, el vidrio, la mayĆ³lica y el ladrillo. En ambos, las fachadas como tema de diseƱo quedan subordinadas a una composiciĆ³n centrada en una serie de volumenes adicionados.
En este punto los dos planteos ceden a la tentaciĆ³n del edificio volumĆ©trico y singular, generosa en cuanto a las posibilidades de caracterizaciĆ³n del edificio, pero menos proclive a su integraciĆ³n en la disciplina urbana de la manzana. Una condiciĆ³n que en entornos urbanos homogĆ©neos puede resultar una virtud, pero que en entornos desarticulados puede alimentar el desorden visual.El edificio OroƱo ocupa su esquina con una volumetrĆ­a prismĆ”tica emergente del contorno del lote, sus referencias volumĆ©tricas se expresan en cambio a travĆ©s del tratamiento de la superficie de las fachadas, que lo muestran como la superposiciĆ³n de fragmentos de edificios distintos, que crean a su vez vĆ­nculos con los diferentes edificios que lo rodean.

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La bĆŗsqueda del carĆ”cter.

El carĆ”cter del edificio es una cierta fisonomĆ­a, un rasgo que lo individualiza y le da una identidad. Esta identidad tiene que ver a veces con cuestiones estilĆ­sticas, otras con un contraste con los edificios vecinos. En el Laguingue todo es contraste, en el Nazaret III, la composiciĆ³n es el resultado de una elaboraciĆ³n de las condiciones del sitio y de la suave curva de "la caƱada".
TambiĆ©n en el caso del edificio Bonifacio y el de ArribeƱos 1334, esa identidad aparece como una respuesta a un hecho contextual. Como un compromiso particular con el sitio y el emplazamiento. En el de Bonifacio 1356 como una inflexiĆ³n de la fachada, que se curva ante la presencia de un Ć”rbol. En el caso del edificio ArribeƱos, por una propuesta semiexenta cuya implantaciĆ³n da remate a la edificaciĆ³n continua de la cuadra, situaciĆ³n que en parte se traslada a la geometrĆ­a del edificio.
Coincidentemente, son estos dos proyectos los que comparten una estĆ©tica minimalista, de superficies continuas dominadas por un Ćŗnico material. Es que asĆ­ como el high-tech es la estĆ©tica conservadora que adoptan las corporaciones y las grandes instituciones en Europa, el estilo del modernismo es en nuestro medio la estĆ©tica mĆ”s segura, preferida para un programa donde los promotores no desean arriesgarse en aventuras lingĆ¼Ć­sticas. Con un tono mĆ”s informal el edificio de Guatemala se mueve con igual prudencia, con una estĆ©tica evocativa de los 60.
La otra estĆ©tica juzgada comercialmente segura es el pintoresco. A Ć©l se aproxima el edificio Townhouse 11, mĆ”s por los colores y los detalles elegidos, que por la rigurosa composiciĆ³n simĆ©trica de la fachada.
En general parecen mĆ”s aventurados los edificios del interior. Los cordobeses con un lenguaje que no disimula su condiciĆ³n post-moderna. El edificio rosarino con una bĆŗsqueda comprometida en el tratamiento intenso de las fachadas, que por momentos muestra interesantes sutilezas.

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La nostalgia de la casa.

El departamento es por naturaleza una especie nostĆ”lgica de aquella relaciĆ³n con la tierra y la calle que establecĆ­a la casa. El auto en la vereda, el patio donde comer en verano, el pequeƱo jardĆ­n, y una serie de instancias espaciales que resguardan la privacidad creando un gradiente desde la vereda hasta la sala, que permite mĆŗltiples Ć”mbitos para las relaciones personales, de menor o mayor confianza. Y finalmente lo principal: la identidad de la casa, aquello con lo que llega a identificarse la idea misma de familia.
En el edificio de vivienda colectiva esto queda irremediablemente reducido a una serie de paliativos. AquĆ­ la fachada comĆŗn debe representar la casa de cada uno, el hall de acceso servir de Ćŗnico valor representativo de la "categorĆ­a" del edificio, y los ascensores y palieres de espacios sociales sui generis. DespuĆ©s sĆ³lo queda la delgada lĆ”mina de la puerta placa como abrupto salto entre el exterior y la intimidad familiar. Poco puede trascender hacia afuera de la identidad de sus habitantes, que se esfuerzan por plasmarla en el estrecho Ć”mbito del "palier privado". La fachada del edificio, signada por ventanas iguales y pisos repetitivos, no deja lugar para saber dĆ³nde se vive.Los espacios exteriores son balcones, o a veces el codiciado "balcĆ³n-terraza", inevitablemente techado por el del piso superior.Estos temas estĆ”n presentes en el edificio Salguero, acercando el auto a una cochera-patio que estĆ” en cada departamento, que a la vez estĆ” planteado en dos plantas (otro rasgo de casa). Como coronamiento hay dos triplex, cada uno con su pileta de nataciĆ³n (suspendidas en el aire!).
TambiƩn estƔn presentes en el edificio Laguingue, coronado con su pent-house con terrazas exteriores y una fuerte identidad plƔstica que permite decir: esa es mi casa. Reaparece en las terrazas del edificio Townhouse 11, y de distinta manera, en los recorridos exteriores del edificio edificio de la calle Guatemala. Ambos comparten en el diseƱo de sus lugares comunes un ambiente de veraneo, de los edificios de la costa donde, ya se sabe, las mismas personas aceptarƔn una mayor sociabilidad.
En el edificio de ArribeƱos 1334 las referencias a la casa aparecen en la entrada de los automĆ³viles y los equipamientos comunes. En el edificio OroƱo estĆ”n presentes en un tratamiento de fachadas que identifica los departamentos interiores.

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En todos, en definitiva, estĆ” presente una nostalgia que parece impulsar este proceso de bĆŗsqueda: el reencuentro con la casa perdida, con ambientes espaciosos, con el hogar a leƱa, la parrilla, la terraza o el patio, el coche en la puerta y al sol. Una condiciĆ³n que se superpone a la necesidad de crear una calle y un barrio congruentes, a que el entorno del departamento-casa sea una buena razĆ³n para elegir la ciudad. A esto estĆ”n contribuyendo, sin duda mucho mĆ”s, estos pequeƱos edificios de propiedad horizontal que las grandes torres exentas que constituyen su modelo alternativo.

Edificio Salguero.
Autores: VĆ­ctor Feingold, arq. CodirecciĆ³n: Guillermo Sambresqui, ing. Colaboradores: Claudio Doro, MartĆ­n Aldanondo. UbicaciĆ³n: Salguero 1575, Buenos Aires. Superficie: 2.000 m2. AƱo: 1994
Se trata de un edificio netamente experimental. Los autos son elevados por un montacargas hasta cada departamento y se estacionan en un patio elevado. Esta original resoluciĆ³n en parte se hace posible porque el terreno tiene doble frente, sobre las calles Soler y Salguero, y porque la disposiciĆ³n en duplex de los departamentos disminuye las paradas necesarias.

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Edificio Nazaret III.
GramĆ”tica / Guerrero / Morini / Pisani / Urtubey, arqs. UbicaciĆ³n: M. T. de Alvear y Laprida, Ciudad de CĆ³rdoba. Superficie del terreno: 518 m2, construida: 4627 m2. AƱo: 1994
El programa exigĆ­a departamentos de uno y dos dormitorios. IntenciĆ³n explĆ­cita del comitente fue utilizar la tĆ©cnica consolidada de edificios integralmente en ladrillo visto, pero con necesidad de una fuerte identificaciĆ³n visual. El coronamiento se aprovechĆ³ para lograr tres unidades atĆ­picas: dos lofts y "duplex", con cubiertas metĆ”licas que le dan su perfil singular al edificio. Aunque una planta tipo redunda en la economĆ­a, se buscĆ³ evitar la traslaciĆ³n en vertical de una misma planta. Esta variaciĆ³n se basa en pequeƱas alteraciones en (extensiones de estares, agregado de balcones) que en grandes libertades formales.

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Edificio Laguingue.
Leopoldo Laguingue arq., BenjamĆ­n Halac, ing. Colaborador: Claudio LĆ³pez, arq. UbicaciĆ³n: Trejo y F. Rivera, Ciudad de CĆ³rdoba. Superficie cubierta: 950 m2. AƱo: 1994
El programa consiste en un zĆ³calo comercial en planta baja, seis pisos de departamentos de un dormitorio con ambientes flexibles, y un penthouse de dos dormitorios en el sĆ©ptimo piso. El edificio proyectado como una torre plateada, una torre roja y una casa azul.

Edificio OroƱo.
Autores: TomĆ”s Antonio Ciccero y Marcelo Juan Dellacasa, arqs. Colaborador: RubĆ©n Gazzera, arq. UbicaciĆ³n: Blv. OroƱo esq. Brown, Rosario. AƱo: 1994
El edificio se compone de departamentos de dos y tres dormitorios de distinto tipo: algunos se estructuran en "dĆŗpelx", otros como pisos. Todos se encastran en un patrĆ³n complejo que es reproducido por el tratamiento plĆ”stico de las fachadas.

Edificio ArribeƱos.
Autores: Mabel Parodi, Nora QuiƱones, Adriana Gardonio, UbicaciĆ³n: ArribeƱos 1334, Buenos Aires. Superficie del terreno: 1900 m2, cubierta: 3.800 m2. AƱo: 1994
Varios semipisos de generosas dimensiones y holgado presupuesto ubicados en la frontera entre una zona de casas y la de las torres del Belgrano residencial. El edificio muestra la manera de competir ventajosamente con el esquema de la torre, pues los departamentos se integran a la escala, las vistas y el entorno singular de las casas sin desnaturalizarlo, y apropiĆ”ndose de esa atmĆ³sfera privilegiada para sus departamentos.

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Edificio Bonifacio.
Autores: Bilik - DĆ­az - Fuentes , arqs. / Patricia RodrĆ­guez, arq. UbicaciĆ³n: Bonifacio 1358 , Buenos Aires. Superficie construida: 3.200 m2. AƱo: 1994
En un amplio terreno "doble", el edificio se organiza en un cuerpo sobre la calle que alberga las recepciones, y otro sobre el contrafrente con los dormitorios. Los semipisos son de tres dormitorios con habitaciĆ³n de servicio. Los estares tienen la particular ventaja que sea su lado mayor el que estĆ” en contacto con el frente, asĆ­ como los amplios balcones-terraza arqueados sobre el Ć”rbol que da su carĆ”cter al edificio.

Edificio Guatemala.
Autores: Ricardo Benadon, Carlos Berdichevsky, RubĆ©n Cherny, arqs. Colaboradores: Gustavo Robinsohn, Juan JosĆ© SĆ”nchez, SebastiĆ”n Koltan, arqs. y Mariana Efron. UbicaciĆ³n: Guatemala 4590, Buenos Aires. Superficie terreno: 700 m2, construida: 1.300 m2. AƱo: 1994
El edificio se compone de dos cuerpos separados por un patio en el que se desarrollan las escaleras. El cuerpo anterior deja libre su planta baja para dar lugar a algunas cocheras. El cuerpo posterior tiene una serie de departamentos en dos plantas, para los que el patio oficia de frente. El retiro de frente a partir del primer piso, simultƔneamente relaciona la geometrƭa del edificio a la de la calle, y cede una terraza para el departamento del primer piso.

Edificio TownHouse 11.
Autores: Abel Trybiarz, Gerardo Waisman, arqs. Colaborador: Mariana Lehrer, arq. UbicaciĆ³n: ArribeƱos 3366, Buenos Aires. Superficie del terreno: 820 m2, cubierta: 2.100 m2. AƱo: 1994
El edificio contiene 18 cocheras en la planta baja y una serie de departamentos en cinco plantas altas. Los que dan sobre el frente cuentan con terrazas exteriores, mientras los del contrafrente tienen balcones. Estos Ćŗltimos son de dos dormitorios desarrollados en una planta. En el frente se alternan los departamentos en una planta y los "duplex" con alturas dobles. En los dos Ćŗltimos niveles ambos frentes sirven a un mismo par de "duplex".

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FUENTE: TECNOHAUS

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