Una antigua casa de campo rehabilitada
La difícil tarea de conservar la esencia original de esta antigua casa de campo fue la clave para su acertada rehabilitación. Hoy contemplamos una sabia fusión de elementos actuales con piezas de antaño sin perder por ello ni un ápice de su encanto natural. ¡Objetivo conseguido!
Algunas de las antiguas casas de campo de la histórica comarca del Ampurdán, en Girona, han sido rescatadas del olvido por sus actuales propietarios, enamorados de la zona. Las razones son tan obvias como sencillas: el encanto de los materiales originales, la arquitectura tradicional y los impresionantes parajes colindantes son el mejor reclamo cuando se quiere huir de la ciudad y descubrir lugares tranquilos para las vacaciones y los fines de semana.
Es precisamente lo que ocurrió con esta construcción del siglo XIV, ubicada en el centro del casco antiguo de Madremanya, que se rehabilitó por completo respetando los materiales originales y sacando todo el partido posible a su orientación este con bonitas vistas. La empresa Arau & Mediavilla llevó a cabo el proyecto, con la colaboración activa de los propietarios de la casa.
Destacan de forma llamativa los gruesos muros de piedra originales, bien sellados y aislados, y muy presentes como parte importante en la decoración. Las paredes y techos enyesados se pintaron en color vainilla, en contraste con la piedra, para propiciar el reflejo de la luz natural. Incluso el techo de bovedillas del salón se revistió con pintura en este tono para conseguir continuidad visual. Los suelos, en gran medida de cemento pulido, se combinaron en los baños con cantos rodados, una idea inspirada en los patios mallorquines.
La sustitución de uno de los muros por una gran cristalera, que aporta luz a través del patio a la zona central de la casa, fue una decisión clave en la reforma. Los muebles de obra acabados en cemento pulido, presentes tanto en la cocina como en el baño, son significativos en una decoración basada en el encanto de los materiales naturales, en la que triunfan los tonos suaves arropados por vistosos kílims de colores intensos.
La sencillez de los muebles potencia la belleza de los elementos arquitectónicos en la planta baja. El sinuoso hueco de la escalera, el vano de la ventana o la pared de piedra natural son los verdaderos protagonistas del ambiente.
La estructura de la fachada, con un banco de piedra adosado, se aprovechó para organizar una singular zona de estar en el exterior con muebles ligeros, mullidas colchonetas, alfombras y cojines. Mesita, de Ikea y sillas, de la firma Unopiú.
En la rehabilitación de esta casa de campo se mantuvo la clásica orientación sur de la fachada principal, con la puerta de acceso y grandes ventanas, para rentabilizar la incidencia de los rayos del sol.
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