Arquitectura Paisajista: Un jardín rebosante
María José Stegmann convirtió este jardín en un espacio donde abunda el verde.
El contexto
Al comprar la casa, el jardín estaba poblado de árboles persistentes: dos álamos, dos liquidámbar, un cupresus, un cedro, un junípero y una magnolia. La convivencia de tantas especies que habían cobrado gran tamaño hacía el jardín muy sombrío y no se había pensado en el desarrollo de cada ejemplar, por lo que estaban demasiado juntos y sin espacio para lucirse. Por ello había que optar por dejar sólo algunos y quitar el resto.
Se trata de un terreno angosto y profundo, rodeado de altas medianeras, que resultaron muy favorables ya que aportan reparo en el verano con su sombra y en el invierno protegen las plantas de las intensas heladas.
La propuesta y la realización
El objetivo principal del diseño fue enfatizar la comunicación entre el interior y el exterior, para lograr la integración entre la casa y el jardín. La primera tarea fue eliminar algunos árboles. Se removieron los álamos, el crupesus, el juníperus y el cedro. Los liquidámbar, ubicados en los laterales del patio, cobraron protagonismo y la magnolia se convirtió en punto focal.
El diseño se basa en figuras geométricas muy marcadas, que luego se desalinean en los canteros de plantas sueltas. Actualmente, dos rectángulos unidos por un círculo conforman la trama de base. Mientras que en los rectángulos el césped es de grama bahiana, en el círculo la textura fina de la alfombra semeja un green de golf. He aquí el primer juego de texturas que se propone.
Las altas medianeras, además de dar intimidad de los parques linderos, crearon un microclima propicio para el desarrollo de las diferentes especies de plantas tropicales, que la familia fue recolectando en numerosos viajes. Heliconias, brunfelsias, musas, monsteras, phylostachys, palmera real y guayabas componen un sinfín de recuerdos resguardados en un pequeño jardín tropical. Uno de esos muros fue pintado de un original azul cobalto, remarcando la parrilla y una moderna fuente realizada en revestimiento cementicio blanco.
Al ser el propio hogar de la paisajista, el jardín va modificándose constantemente. Su hacedora vuelca en este pedacito de tierra toda su pasión estética, su creatividad y sus ganas de probar nuevas alternativas. Así, busca cómo diferenciar texturas, colores, tamaños y formas, para generar nuevos puntos de interés y para crear un paisaje armonioso que acompañe el libre desarrollo de la naturaleza que alberga.
Obra: Jardín Privado
Proyecto de paisajismo: María José Stegmann
Año de ejecución: 2003
Superficie: 614m2
FUENTE: BLOGYDECO
El contexto
Al comprar la casa, el jardín estaba poblado de árboles persistentes: dos álamos, dos liquidámbar, un cupresus, un cedro, un junípero y una magnolia. La convivencia de tantas especies que habían cobrado gran tamaño hacía el jardín muy sombrío y no se había pensado en el desarrollo de cada ejemplar, por lo que estaban demasiado juntos y sin espacio para lucirse. Por ello había que optar por dejar sólo algunos y quitar el resto.
Se trata de un terreno angosto y profundo, rodeado de altas medianeras, que resultaron muy favorables ya que aportan reparo en el verano con su sombra y en el invierno protegen las plantas de las intensas heladas.
La propuesta y la realización
El objetivo principal del diseño fue enfatizar la comunicación entre el interior y el exterior, para lograr la integración entre la casa y el jardín. La primera tarea fue eliminar algunos árboles. Se removieron los álamos, el crupesus, el juníperus y el cedro. Los liquidámbar, ubicados en los laterales del patio, cobraron protagonismo y la magnolia se convirtió en punto focal.
El diseño se basa en figuras geométricas muy marcadas, que luego se desalinean en los canteros de plantas sueltas. Actualmente, dos rectángulos unidos por un círculo conforman la trama de base. Mientras que en los rectángulos el césped es de grama bahiana, en el círculo la textura fina de la alfombra semeja un green de golf. He aquí el primer juego de texturas que se propone.
Las altas medianeras, además de dar intimidad de los parques linderos, crearon un microclima propicio para el desarrollo de las diferentes especies de plantas tropicales, que la familia fue recolectando en numerosos viajes. Heliconias, brunfelsias, musas, monsteras, phylostachys, palmera real y guayabas componen un sinfín de recuerdos resguardados en un pequeño jardín tropical. Uno de esos muros fue pintado de un original azul cobalto, remarcando la parrilla y una moderna fuente realizada en revestimiento cementicio blanco.
Un patio ubicado en un ángulo de la casa quedó protegido por dos liquidámbar. Bajo los árboles, grandes masas de hiedra inglesa se encuentran enmarcadas por buxus recortados que generan un recorrido. Los caminos de granza blanca dan luz y funcionan de solado de los caminos. Este rincón es especial ya que en él tienen lugar todas las reuniones familiares al aire libre.
Al ser el propio hogar de la paisajista, el jardín va modificándose constantemente. Su hacedora vuelca en este pedacito de tierra toda su pasión estética, su creatividad y sus ganas de probar nuevas alternativas. Así, busca cómo diferenciar texturas, colores, tamaños y formas, para generar nuevos puntos de interés y para crear un paisaje armonioso que acompañe el libre desarrollo de la naturaleza que alberga.
Obra: Jardín Privado
Proyecto de paisajismo: María José Stegmann
Año de ejecución: 2003
Superficie: 614m2
FUENTE: BLOGYDECO
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